martes, 26 de febrero de 2013

Eras de un día son



ERAS DE UN DÍA SON.



CENESTESIA MOHÍNA.

En tiempos de morir
la espesa trama
gloriosa aceza
en noche vendimiada.
Veo el sol a lo lejos.
Un puro dimitir de buitre viejo
abierto a la negrura de ocasión.
Capaz de prodigarse.
Baratija
de pócimas clavadas
en contenidos
laxos,
aparentes.
Calle de tierra oculta veo
Veo.
Cenestesia mohína.
Un poco asusta el timbre
extorsionando
el número,
la cábala,
los signos
con memoria infantil.
Dedo de Dios que cruje
y exaspera.
Lo vislumbro al ocaso.
Trayecto del periplo arremetido.
Veo luces
y
sombras en tinieblas.
Veo
brumas,
color,
concupiscencia.
Oro salvaje
y dientes de marfil
en gris y piedra.
Cenizas,
lodo,
encono.
Veo aguas.
Siniestros perfiles.
Crepúsculos caídos.
Esmeraldas sin tiempo ni pastura.
Veo
también
un lobo acicalado.
Trotamundos
del nítido embeleco.
Resopla el viento.
Jadea la guitarra.
Flameando vino
el vino de la selva.
Espera, por favor,
No te apresures.
Anochezco.
Eucaliptos laten,
lato.
La nítida cintura
que da y quita.
Encuentro
el torbellino en pleno pecho
con cenizas volcánicas
y el fraude
de una ausencia insospechada.
Argumento secuencias.
Suplo cercanías.
La vergüenza es mentira.
Percibo atentamente.
Recepción,
deprisa,
enfrente.
Recuentos demenciales.
Secretos olvidados.
El pacto medular
con su onomástico.
La perenne elocuencia del silencio
Aprendo a caminar
por la cornisa,
subiendo
en escaleras vulnerables.
Los vates se nos filtran
como penas
de cuerpos inseguros.
Pedro el Grande
ha venido a buscarme
en veloces cruceros sucesivos.
Rumbea el tragaluz:
las bancas sin impuesto.
Estoy aprendiendo a dudar
en bares rancios.
Tañe copa incompleta.
Mi alfa y sigma
Mi oración de cuento.
¿A qué configurar los intersticios?
¿A quien darle la vela
en el entierro?
Ubérrima crepita mi garganta
de yerta vida.
En cautelosas horas:
sordina,
mugre,
escoria
Lo desdeñoso
afónico de nube.
En este borrador
dejo las glosas,
absortas melodías de la herrumbre.
El diámetro del miedo
se mide
con prodigios.
Pluja seca.
Monorrimo.
Conquista que se avienta
o que se expulsa
por el cauce de venas azuladas.
Constructor de caballos
pasa el turno.
La morada de Ilion
se redecora.
Los dioses emplumados
echan chispas
hirientes, simultáneas.
Famélica recuerdo
algún instante
en que el cuerpo tronó
de centinelas.
Predicadoras vestes
de mujer de olivo
absorta y sempiterna.
La sensibilidad satánica
desbarra
el canto existencial,
la hegemonía,
la masa ordenadora,
lo intrigante,
el recodo de misterios,
la bohemia deportiva,
los cobardes.
Lo propio
que se tilda como ajeno
Las crines de una yegua
enfuriada,
obsolescente.
Contable de balances e inventarios.
Arriero de jinetes en las quiebras.
Conceptos inclusivos,
desertores.
Las manos
sudan la entidad balsámica.
Las miradas queman.
No hay vista que desmienta
lo ilusorio
ni sonido más terco
que una anuencia.
Una ausencia de mí
sin importancia.
Una falta de aquel
que ocupa el Otro.
Superar
la ignorancia.
Fastidiar
las preguntas
con redes de placebos,
de corva virulencia.
El molino se agranda
Las lanzas no escatiman
el rastro de la huella.
Tomates
y tomillos.
Albahacas,
azucenas.
El olor de la nada
dormitando al costado
de la clara advertencia.
El índigo recama
de surcos intensivos
la terapia violenta.
Predigo
los augures
del zafiro que encanta,
de la nave que repta.
Aparecen en sueños
12 dioses de Atenas
con Zeus a la cabeza.
Deméter, Poseidón.
Apenas los distingo.
Apolo
está en la siesta.
Rehén de las pasiones
que no tienen certeza
El aire juega o danza.
No hay nombre
para nadie.
No hay salva que no sea
arnés para la guerra,
donde hay yunque impaciente
morando en los afiches.
Fatídica.
Fantástica.
Las olas arreciando
calibran la tristeza,
que no es triste ni alegre.
Es tristura de fondo.
Tristeza de tragedia
Acuerdo involuntario
Impecable labriega.
¿Amor,
por donde andabas
la noche del deceso?
No dejas evidencias
en la cama arrugada
con sábanas de seda.
Demasiadas suturas.
Demasiado coraje.
Tridente,
Palo
Estaca.
La batalla se acerca.
Acuérdate –me dijo-
de que todo se paga.
Dios sabe.
¿Dios lo sabe?
Dios sí sabe.
Ni adelantos ni mora
ni castigo ni prenda.
La innumerable forma
de oráculos de moda.
Y en el mar de Sicilia
alzando majestad;
ahechando;
limpiando el trigo,
con cedazo y torno,
cribando las semillas
de mansiones desnudas.
la nítida crudeza
del alma
hecha jirones;
la ponzoña encarnada;
el bostezo acuciante.
Rasgar hasta el absurdo
de ventral existencia.
La moqueta afectada.
La lechuza en el ojo
de búho,
por la fiebre
bloqueada y arqueológica,
descendiendo al infierno
en caravana.
¿Casco de bergantines
o trenes descarriados?
Las callejuelas hieden…
La blandura no es blanda.
Tan próxima a lo lejos,
tan fatua de lo cerca.
Endogamia de siempre.
Fidelidad perversa
refrenando la lágrima
de la flor del boato,
auscultando
los viajes peregrinos.
Calmo.
Peco.
Mitigo.
Coordino los semáforos
de la arteria vacía.
Proyecto.
Disimulo.
Suspendo los delirios.
Duermevela inconsciente
que aprende a ser soñada,
dormida en los rincones.
Mecida entre elefantes
como araña entrampada
respondo por mis deudas.
Rotación de figuras en la mente
desmembrando
causales
la floritura derretida.
Rapto de las Sabinas.
La gramática atrapada.
Paso de cebras taciturnas.
Rituales.
en romanos coliseos,
arlequín de comedia
del trágico holocausto.
Desaparecida en combate.
Inasequible.
Densa.
Trópico de oraciones
en continua pelea,
huera acritud de mueca.
Gesto inútil
como un damasco de fantasía
conseguido en mercado persa.
No alcanzará una vida,
ni cuatro vidas
ni cincuenta.
Nadie entenderá la cruz;
el jeroglífico origen;
la atadura,
la mísera presencia
de zombis espectrales
que recogen los frutos de la tierra.



ROMANCEADO DE LENGUA Y CARACOLA.

La mañana sorprende
retales de vuecencia
y busca su amuleto:
el divino candor.
La asombrosa mancuerna.
La antorcha luminosa
desafía
el perdón,
con alas nuevas.
Resigna la mortaja
ciñéndose un vestido
alegre.
Tentador.
Las huestes abolidas
proponen nuevos ciclos
Asombran las cornetas
el halo,
el resplandor.
Cantinas de la prensa,
refractarias al miedo,
Pellejo recompuesto.
Héroes de la pasión.
Devuélvele el gallo a Asclepio
porque hoy canta el ruiseñor.
Macbeth y Hamlet reposan.
La salamandra no enciende,
la guadaña se recuesta
contra el sentido del mar;
Caléndula Vargas nada
como un pez en el agua,
Batato Manguera yuga,
machaca los corazones,
se tuestan los horizontes;
las reglas
se recompensan;
el culto se hace motor.
Lenguaje de caracolas.
Mariposas,
tibio olor.
La luz del día erotiza.
Los estudiantes festejan
el fin de clases.
Calor.
Tambores,
peñas,
comparsas.
Cebolla y puerro.
Licor.
El abismo se perturba.
La sal de mundo es la murga
ad litem del idealista;
capricho del trovador.
La letra se pinta a fuego.
El salmo se desfigura.
Paradoja.
Postulado.
Ronda en una traducción.
Maravillas de pureza.
Alambiques del madero,
rechinando en los barriles.
¡Muera el odio!
¡Viva el Rojo!
La sangre resucitó.
Condenado por violencia
Lacan
en el comedor
queda preso en sus modismos.
Nace ahora el Redentor.
Montan guardia las coristas.
Descongelan el amor.
Ardillitas con mimesis
actuando en el bodegón.
Diagnóstico reservado.
Pronóstico Inmejorable.
Anuncian lluvias con sol.
Afluencias en las rutas
Centauros en taxi,
avión,
autobuses,
colectivos argentinos,
Pampa húmeda,
desierto.
El camino es para vos.
Mochileros harapientos.
El político en bermudas.
Rocío.
Almuerzos.
Peine, peineta y furgón.
Carreteras contra legem.
¿Qué quiere decir querer?
La música no llega lejos
si no viaja en mi camión.
Grita Triana,
Don Rodrigo:
América es mi parador.
Por un Quítame de aquí estas pajas.
vive el mundo en su preludio.
Risas,
verbos,
sinfonías,
preámbulo y comezón.
Canta el cuervo.
Salta el muro. Buena Vista.
La toalla tiene aroma a Termidor.
Las horas duran minutos.
Feliz día te deseo:
Fuerza.
Energía.
Vigor.
Me espera tarde la tarde.
Acá vamos, allá voy.


PERDIENDO LA FE EN LOS HEXÁMETROS.

Trabajo de las noches y los días.
¡¿Que será de mí sin las palabras
que crearon los diablos de macabras
penitencias de oscuras pasantías?!

Las notas que leerás no son las mías,
La música pretérita que labras
oculta las mil y una abracadabras
cuando, a renglón seguido, desconfías

del arte de la pluma diletante
que leva la emoción de fe menguante
con ríspida, inaudita hipocresía;

pues, se ha llevado al mundo por delante,
calzándose al postor como un buen guante,
la vanguardia de ritmo y armonía.


PROPOSICIÓN DE LA NOCHE NUCLEAR.

Abdica el vuelo al ámbito
del entierro del ruin vocabulario.
Certificados,
títulos y abonos.
Si… entonces…
nos ampara el testamento
del hiato
y la antigualla de la ofrenda
que supo rendir cuentas
en suave interdicción,
con teorías inseparables
del árbol de la fuente. 
Colofón
Complementario término.
Virtuosa idoneidad desnuda.
Perfumada
delegación
de jerarquías manifiestas.
Organiza el pudor la trama entera,
capaz de aniquilar el barro inerte.
El núcleo de la célula
da un punto
propone su beldad,
su omnipresencia.
¿Reproducen los libros las verdades?
¿Igualan el dolor de la inocencia?
¿Significan el múltiple mensaje
que aleja el fundamento de la tesis?
Poemas
que se esfuman en la nada,
en el futuro del futuro
irán al palio
donde serán juzgados por inútiles.
El verdugo oficiante es un carnero.
como suele suceder cuando
no hay diana floreada,
tridimensional virgen,
luna casada o cazadora
como en las fábulas.

Final
a punto de explotar en los labios.
Final.
Descuento refrenando el lloro.
Final.
Rezando un bisbiseo.
Final.
Cargado de silencio.

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