ERAS DE UN DÍA
SON.
CENESTESIA
MOHÍNA.
En tiempos de
morir
la espesa trama
gloriosa aceza
en noche
vendimiada.
Veo el sol a lo
lejos.
Un puro dimitir
de buitre viejo
abierto a la
negrura de ocasión.
Capaz de
prodigarse.
Baratija
de pócimas
clavadas
en contenidos
laxos,
aparentes.
Calle de tierra
oculta veo
Veo.
Cenestesia
mohína.
Un poco asusta
el timbre
extorsionando
el número,
la cábala,
los signos
con memoria
infantil.
Dedo de Dios que
cruje
y exaspera.
Lo vislumbro al
ocaso.
Trayecto del
periplo arremetido.
Veo luces
y
sombras en
tinieblas.
Veo
brumas,
color,
concupiscencia.
Oro salvaje
y dientes de
marfil
en gris y
piedra.
Cenizas,
lodo,
encono.
Veo aguas.
Siniestros
perfiles.
Crepúsculos
caídos.
Esmeraldas sin
tiempo ni pastura.
Veo
también
un lobo
acicalado.
Trotamundos
del nítido
embeleco.
Resopla el
viento.
Jadea la
guitarra.
Flameando vino
el vino de la
selva.
Espera, por
favor,
No te apresures.
Anochezco.
Eucaliptos
laten,
lato.
La nítida
cintura
que da y quita.
Encuentro
el torbellino en
pleno pecho
con cenizas
volcánicas
y el fraude
de una ausencia
insospechada.
Argumento
secuencias.
Suplo cercanías.
La vergüenza es
mentira.
Percibo
atentamente.
Recepción,
deprisa,
enfrente.
Recuentos demenciales.
Secretos
olvidados.
El pacto medular
con su
onomástico.
La perenne
elocuencia del silencio
Aprendo a
caminar
por la cornisa,
subiendo
en escaleras
vulnerables.
Los vates se nos
filtran
como penas
de cuerpos
inseguros.
Pedro el Grande
ha venido a
buscarme
en veloces
cruceros sucesivos.
Rumbea el
tragaluz:
las bancas sin
impuesto.
Estoy
aprendiendo a dudar
en bares
rancios.
Tañe copa
incompleta.
Mi alfa y sigma
Mi oración de
cuento.
¿A qué
configurar los intersticios?
¿A quien darle
la vela
en el entierro?
Ubérrima crepita
mi garganta
de yerta vida.
En cautelosas
horas:
sordina,
mugre,
escoria
Lo desdeñoso
afónico de nube.
En este borrador
dejo las glosas,
absortas
melodías de la herrumbre.
El diámetro del miedo
se mide
con prodigios.
Pluja seca.
Monorrimo.
Conquista que se
avienta
o que se expulsa
por el cauce de
venas azuladas.
Constructor de
caballos
pasa el turno.
La morada de
Ilion
se redecora.
Los dioses
emplumados
echan chispas
hirientes,
simultáneas.
Famélica
recuerdo
algún instante
en que el cuerpo
tronó
de centinelas.
Predicadoras
vestes
de mujer de
olivo
absorta y
sempiterna.
La sensibilidad
satánica
desbarra
el canto
existencial,
la hegemonía,
la masa
ordenadora,
lo intrigante,
el recodo de
misterios,
la bohemia
deportiva,
los cobardes.
Lo propio
que se tilda
como ajeno
Las crines de
una yegua
enfuriada,
obsolescente.
Contable de
balances e inventarios.
Arriero de
jinetes en las quiebras.
Conceptos
inclusivos,
desertores.
Las manos
sudan la entidad
balsámica.
Las miradas
queman.
No hay vista que
desmienta
lo ilusorio
ni sonido más
terco
que una
anuencia.
Una ausencia de
mí
sin importancia.
Una falta de
aquel
que ocupa el
Otro.
Superar
la ignorancia.
Fastidiar
las preguntas
con redes de
placebos,
de corva
virulencia.
El molino se
agranda
Las lanzas no
escatiman
el rastro de la
huella.
Tomates
y tomillos.
Albahacas,
azucenas.
El olor de la
nada
dormitando al
costado
de la clara
advertencia.
El índigo recama
de surcos
intensivos
la terapia
violenta.
Predigo
los augures
del zafiro que
encanta,
de la nave que
repta.
Aparecen en
sueños
12 dioses de
Atenas
con Zeus a la
cabeza.
Deméter,
Poseidón.
Apenas los distingo.
Apolo
está en la
siesta.
Rehén de las
pasiones
que no tienen
certeza
El aire juega o
danza.
No hay nombre
para nadie.
No hay salva que
no sea
arnés para la
guerra,
donde hay yunque
impaciente
morando en los
afiches.
Fatídica.
Fantástica.
Las olas
arreciando
calibran la
tristeza,
que no es triste
ni alegre.
Es tristura de
fondo.
Tristeza de
tragedia
Acuerdo
involuntario
Impecable
labriega.
¿Amor,
por donde
andabas
la noche del
deceso?
No dejas
evidencias
en la cama
arrugada
con sábanas de
seda.
Demasiadas
suturas.
Demasiado
coraje.
Tridente,
Palo
Estaca.
La batalla se
acerca.
Acuérdate –me
dijo-
de que todo se
paga.
Dios sabe.
¿Dios lo sabe?
Dios sí sabe.
Ni adelantos ni
mora
ni castigo ni
prenda.
La innumerable
forma
de oráculos de
moda.
Y en el mar de
Sicilia
alzando
majestad;
ahechando;
limpiando el
trigo,
con cedazo y
torno,
cribando las
semillas
de mansiones
desnudas.
la nítida
crudeza
del alma
hecha jirones;
la ponzoña
encarnada;
el bostezo
acuciante.
Rasgar hasta el
absurdo
de ventral
existencia.
La moqueta
afectada.
La lechuza en el
ojo
de búho,
por la fiebre
bloqueada y
arqueológica,
descendiendo al
infierno
en caravana.
¿Casco de
bergantines
o trenes
descarriados?
Las callejuelas
hieden…
La blandura no
es blanda.
Tan próxima a lo
lejos,
tan fatua de lo
cerca.
Endogamia de
siempre.
Fidelidad
perversa
refrenando la
lágrima
de la flor del
boato,
auscultando
los viajes
peregrinos.
Calmo.
Peco.
Mitigo.
Coordino los
semáforos
de la arteria
vacía.
Proyecto.
Disimulo.
Suspendo los
delirios.
Duermevela
inconsciente
que aprende a
ser soñada,
dormida en los
rincones.
Mecida entre
elefantes
como araña
entrampada
respondo por mis
deudas.
Rotación de figuras
en la mente
desmembrando
causales
la floritura
derretida.
Rapto de las
Sabinas.
La gramática
atrapada.
Paso de cebras
taciturnas.
Rituales.
en romanos
coliseos,
arlequín de
comedia
del trágico
holocausto.
Desaparecida en
combate.
Inasequible.
Densa.
Trópico de
oraciones
en continua
pelea,
huera acritud de
mueca.
Gesto inútil
como un damasco
de fantasía
conseguido en
mercado persa.
No alcanzará una
vida,
ni cuatro vidas
ni cincuenta.
Nadie entenderá
la cruz;
el jeroglífico
origen;
la atadura,
la mísera
presencia
de zombis
espectrales
que recogen los
frutos de la tierra.
ROMANCEADO DE
LENGUA Y CARACOLA.
La mañana
sorprende
retales de
vuecencia
y busca su
amuleto:
el divino
candor.
La asombrosa
mancuerna.
La antorcha
luminosa
desafía
el perdón,
con alas nuevas.
Resigna la
mortaja
ciñéndose un
vestido
alegre.
Tentador.
Las huestes
abolidas
proponen nuevos
ciclos
Asombran las
cornetas
el halo,
el resplandor.
Cantinas de la
prensa,
refractarias al
miedo,
Pellejo
recompuesto.
Héroes de la
pasión.
Devuélvele el
gallo a Asclepio
porque hoy canta
el ruiseñor.
Macbeth y Hamlet
reposan.
La salamandra no
enciende,
la guadaña se
recuesta
contra el
sentido del mar;
Caléndula Vargas
nada
como un pez en
el agua,
Batato Manguera
yuga,
machaca los
corazones,
se tuestan los
horizontes;
las reglas
se recompensan;
el culto se hace
motor.
Lenguaje de
caracolas.
Mariposas,
tibio olor.
La luz del día
erotiza.
Los estudiantes
festejan
el fin de
clases.
Calor.
Tambores,
peñas,
comparsas.
Cebolla y
puerro.
Licor.
El abismo se
perturba.
La sal de mundo
es la murga
ad litem del
idealista;
capricho del
trovador.
La letra se
pinta a fuego.
El salmo se desfigura.
Paradoja.
Postulado.
Ronda en una
traducción.
Maravillas de
pureza.
Alambiques del
madero,
rechinando en
los barriles.
¡Muera el odio!
¡Viva el Rojo!
La sangre
resucitó.
Condenado por
violencia
Lacan
en el comedor
queda preso en
sus modismos.
Nace ahora el
Redentor.
Montan guardia
las coristas.
Descongelan el
amor.
Ardillitas con
mimesis
actuando en el
bodegón.
Diagnóstico
reservado.
Pronóstico
Inmejorable.
Anuncian lluvias
con sol.
Afluencias en
las rutas
Centauros en
taxi,
avión,
autobuses,
colectivos
argentinos,
Pampa húmeda,
desierto.
El camino es
para vos.
Mochileros
harapientos.
El político en
bermudas.
Rocío.
Almuerzos.
Peine, peineta y
furgón.
Carreteras
contra legem.
¿Qué quiere
decir querer?
La música no llega
lejos
si no viaja en
mi camión.
Grita Triana,
Don Rodrigo:
América es mi
parador.
Por un Quítame
de aquí estas pajas.
vive el mundo en
su preludio.
Risas,
verbos,
sinfonías,
preámbulo y
comezón.
Canta el cuervo.
Salta el muro.
Buena Vista.
La toalla tiene
aroma a Termidor.
Las horas duran
minutos.
Feliz día te
deseo:
Fuerza.
Energía.
Vigor.
Me espera tarde
la tarde.
Acá vamos, allá
voy.
PERDIENDO LA FE
EN LOS HEXÁMETROS.
Trabajo de las
noches y los días.
¡¿Que será de mí
sin las palabras
que crearon los
diablos de macabras
penitencias de
oscuras pasantías?!
Las notas que
leerás no son las mías,
La música
pretérita que labras
oculta las mil y
una abracadabras
cuando, a
renglón seguido, desconfías
del arte de la
pluma diletante
que leva la
emoción de fe menguante
con ríspida,
inaudita hipocresía;
pues, se ha
llevado al mundo por delante,
calzándose al
postor como un buen guante,
la vanguardia de
ritmo y armonía.
PROPOSICIÓN DE
LA NOCHE NUCLEAR.
Abdica el vuelo
al ámbito
del entierro del
ruin vocabulario.
Certificados,
títulos y
abonos.
Si… entonces…
nos ampara el
testamento
del hiato
y la antigualla
de la ofrenda
que supo rendir
cuentas
en suave interdicción,
con teorías
inseparables
del árbol de la
fuente.
Colofón
Complementario
término.
Virtuosa
idoneidad desnuda.
Perfumada
delegación
de jerarquías
manifiestas.
Organiza el
pudor la trama entera,
capaz de
aniquilar el barro inerte.
El núcleo de la
célula
da un punto
propone su
beldad,
su
omnipresencia.
¿Reproducen los
libros las verdades?
¿Igualan el
dolor de la inocencia?
¿Significan el
múltiple mensaje
que aleja el
fundamento de la tesis?
Poemas
que se esfuman
en la nada,
en el futuro del
futuro
irán al palio
donde serán
juzgados por inútiles.
El verdugo
oficiante es un carnero.
como suele
suceder cuando
no hay diana
floreada,
tridimensional
virgen,
luna casada o
cazadora
como en las
fábulas.
Final
a punto de explotar
en los labios.
Final.
Descuento
refrenando el lloro.
Final.
Rezando un
bisbiseo.
Final.
Cargado de
silencio.
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